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Día 3 - La Visitación

Después de recibir el anuncio del ángel, María emprendió un viaje hacia las montañas de Judea para ayudar a su prima Isabel, quien también esperaba un hijo en su vejez. Apenas María entró en la casa y saludó, el bebé en el vientre de Isabel saltó de alegría. Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”. María, llena de gozo, cantó el Magníficat, alabando a Dios porque había mirado la humildad de su sierva.